domingo, 27 de noviembre de 2011

No es que esté lejos, es que estoy en una nube


y tú, qué dices, corazón? Que el tiempo es una fragua que aprieta mis alambres.
y tú, qué dices, corazón? Que te calles, que te calles, que te calles...

Canciones de domingo por la tarde.

Tras un fin de semana un poco crazy, va siendo hora de ponerse en serio con los trabajos finales.
Un paper de 10 hojas de Propaganda Criticism, otro de 5 de Communication in the Modernity, millones de textos que leer de Post Soviet Transformation y quién sabe cuántas cosas más de Media Philosophy.

NO ME QUIERO IR!!!!

Es decir, sé que voy a volver en febrero, y además me apetece millones volver a CASA y veros a todos -de verdad que es lo que más quiero- pero a la vez no quiero dejar por nada del mundo que esto se acabe. Porque  el segundo cuatrimestre será inevitablemente distinto a éste.
Y voy a echar de menos a Marta, a Mai, a Markel, a Miguel, a Oliko, a Mariam, a Julie, a Alice, a Efe... a todo el mundo.
Porque aunque sólo hayan sido cuatro meses, han significado mucho para nosotros. Y todo lo que se ha vivido aquí, en este pasillo, en este edificio, en esta ciudad enana, en este país casi desconocido, ya es un capítulo más de mi vida... pero no uno cualquiera.

Prueba de ello, y sólo es una: hoy he ejercido de modelo para Celia, que estudia arte y tenía que hacer una sesión para su trabajo final de fotografía. El tema elegido era la música, y entre miles de cosas más ha decidido fotografiarme a mí después de maquillarme "adecuadamente" para la ocasión. Y me lo he pasado pipa, hemos hecho fotos en el estudio de fotografía de la uni -aparte de en un baño y un patio interior xD- Os dejo una muestra!


















lunes, 21 de noviembre de 2011

Elecciones generales.


Todos sabíamos lo que iba a pasar, y aun así quisimos juntarnos y verlo en comunidad, igual para darnos un poco de ánimo al ver que los 15 que estamos aquí pertenecemos al poco concurrido club de los que creen que esto es un desastre.
Aunque algunos tenían algo más que celebrar, y los escaños de Amaiur fueron comentados y recomentados, el sentimiento general fue de ¿pero con qué vota la gente en España? Porque con la cabeza está visto que no.
No he votado y no me escudo en la adversidad de las circunstancias para hacerlo, sólo me hubiera costado algún viaje más a Vilnius, visitas a la embajada y poco más. Pero no tenía a quién, y me negaba a votar útil. Nulo, en cualquier caso, pero me pudo la incertidumbre y al final no lo hice. Me alegro de los escaños que ha ganado IU, me alegro de que el PSOE se haya pegado el tan merecido batacazo. Pero ahora vamos a vivir en PPlandia por ¿4-8-12? años, y me tiemblan las piernas.
Se ríen de los que decimos que el sistema está obsoleto. Pero la realidad es que lo está. ¿Qué podemos esperar ahora? La soñada reforma de la Ley Electoral no va a llegar fácilmente, no serán ellos quienes caven su propia tumba.
Estoy cabreada, sobre todo por la coyuntura social-política-económica. Pero también porque aquí el tiempo se acaba, mucha gente no volverá en enero y de repente parece que queda todo por hacer y que los días no son suficientes. Menos de un mes, ya, para que vuelva a Madrid. Y lo estoy deseando, ojo, necesito unas Navidades entre familia y amigos como el comer.


Pero no se puede tener todo.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Tres días de relax...

en ESTOCOLMO!!!

Bueno, relax es un decir. Ana, fan a muerte de los suecos, pretendía hacernos levantar a las 7 de la mañana. Al final aplacamos su ansia turística y conseguimos que el toque de diana fuese a las 8:30, lo que no está tan mal.
Salimos del pequeñísimo aeropuerto de Kaunas para ir a parar a Skavsta, otro casi más pequeño situado a 100 kilómetros de la capital sueca. Por suerte el autobús era más que cómodo y dormimos una horita en él hasta alcanzar Estocolmo.
Sabía que eran 7 islas, pero no que me impresionarían tanto. Las casas rozaban el agua en algunas de ellas. Al ser de noche, se veía infinidad de luces reflejadas en las ondas y en las olas provocadas por algunos barcos tardíos. Era muy bonito. (Y cuando digo bonito, quiero decir muy bonito)
Dejó de serlo cuanto tuvimos que caminar (y caminar y caminar...) hasta encontrar el hostel; estaba en una zona de obras, y todo el arsenal nos despistó varias veces hasta que conseguimos entrar. Al entrar, pegado en la puerta de recepción descansaba un sobre con las llaves del cuarto y ciertas instrucciones. Allí no había nadie más. Así que entramos en la habitación, nos acostamos en nuestras camas de IKEA con sábanas de IKEA y dormimos plácidamente.
El primer día lo dedicamos a la ciudad vieja por completo: calles pequeñísimas y adoquinadas, casas rojas, farolillos de Navidad, alces y gnomos por todas partes... parecía una especie de cuento. Y contrastaba enormemente con dos cosas: con los enormes edificios modernos al otro lado del puente y con el cielo, siempre gris. Comimos de bocatas por la calle (QUÉ CARO ES TODO, coger el metro nos costó 7 euros...)
y después de visitar el palacio real paseamos cerca del río e hicimos una vista al H&M (en Kaunas no hay, y aprovechando que en Suecia es más barato...). Después de la cena salimos a buscar algún sitio para ir de fiesta, pero nuestro gozo quedó en un pozo porque al ser domingo estaba prácticamente todo cerrado. Así que nos volvimos al hostel.
El segundo fuimos a Skansen, un museo al aire libre en el que hay casas y granjas traídas de toda Suecia, además de una especie de zoológico con animales nórdicos (renos, alces...). Hacía un frío que pelaba, pero mereció la pena: las vistas de la ciudad eran preciosas y los parques que lo rodeaban, igualmente. Era como el otoño elevado al máximo exponente, incluso más que aquí en Kaunas: todo el suelo lleno de hojas marrones, árboles rojizos, anaranjados y amarillos. Precioso.
Paseamos al lado de los muelles un rato más, viendo los barcos, y de nuevo callejeamos por el centro de la ciudad, admirando cada edificio; y fuimos a comprar postales y recuerdos varios. Al llegar al hostel cenamos con otros españoles que venían de Holanda, y terminamos con una larga sobremesa en compañía de un egipcio y un chino, hablando de la crisis, de las revoluciones árabes y un  poco de todo. Salimos, pero ya sin intención de fiestear, porque estábamos molidos. Buscamos el Hard-rock café de Estocolmo, hicimos unas cuantas fotos y nos volvimos a dormir.
Y ya, el último día lo que hicimos fue coger el metro y un bus para buscar la residencia de los reyes y príncipes y blablabla, porque a Ana le hacía muchísima ilusión. Nacho se quedó en la ciudad, y por un rato pensé que tenía que haber hecho lo mismo, porque a mí qué me importa ver otro palacio más, que son todos iguales. Pues bueno, sí, el palacio no tenía nada de especial, pero el entorno era una pasada. Lagos, bosques, colinas, pequeños pueblos. Empiezo a pensar que todo lo que no se parece a mi casa (quien dice mi casa dice Madrid, España, lo cercano) lo percibo como otra realidad, como un cuento.

Y con las mismas, después de pasar allí toda la mañana, nos volvimos a Estocolmo para coger el bus que nos devolvería al aeropuerto. Qué impresión -una vez más- que anocheciera a las 3 y media de la tarde. Es ahora cuando entiendo los horarios que lleva esa gente. ¿Cómo no vas a cenar a las seis? Lo que me extraña es que no se vayan a dormir a las 8, desde luego...

Aún tuvimos que esperar en Kaunas 40 minutos a que llegara el autobús que va del aeropuerto a la ciudad. Ya íbamos medio dormidos y muertos de cansancio, pero nuestras georgianas, con las que compartimos pasillo todos los españoles, se encargaron bien de despertarnos y darnos la bienvenida. Da gusto volver y sentirse a gusto, valga la redundancia, en este cuarto enano y compartido que me encanta.

Y ahora, como siempre, fotos!!

Los viajeros: Mai, Ana, Nacho y yo

Bajando del avión

El aeropuerto, que parecía de Ikea

El sobre del hostel :)


Con el ayuntamiento de fondo