domingo, 29 de abril de 2012

Kaunas Jazz Festival

Lectura mañanera: Juanjo Millás.

Creo que ayer me desperté en otro país. A ver, es que de repente tenemos 25ºC, los árboles tienen hojas de nuevo y algunos hasta flores! ¿Cuándo ha sucedido esto? Porque parece haber sido de un día para otro...
El caso es que lo estamos aprovechando, Kaunas es una ciudad inteligente y este fin de semana se celebra aquí un festival de jazz bastante conocido. Han venido bandas desde Austria, Finlandia, EEUU, Francia o Israel, además de las lituanas. Hay conciertos todo el día, y mil actividades por la calle. Ayer pasamos la tarde en una terraza (ya las hay a miles) y a las 9 fuimos al primer concierto.
Os dejo fotos (del Facebook oficial de Kaunas Jazz) y un poco de música :)








viernes, 27 de abril de 2012

YO PAGO, TÚ PAGAS, ¿QUIÉN se lo LLEVA?

Un regalo periodístico de la Sexta columna.
Dedicadle 45 minutos de vuestro tiempo, si queréis.
Llevo unos días de absoluto seguimiento de la economía europea y de los despropósitos económicos y sociales que se están llevando a cabo en España y... qué queréis que os diga, aun sabiendo que íbamos a llegar a esto, no doy crédito.


"2012: el año feo en que la inmensa mayoría pagó los errores egoístas de una inmensa minoría"

viernes, 20 de abril de 2012

Varias cosas varias

Lo primero, un artículo de Pérez Reverte que me ha llegado bastante... hoy es un día difícil para muchos padres y para algunos hijos. Teníamos planes de alquilar un coche y pasar el fin de semana dando vueltas en torno a Lituania, pero la vida se cruza, como todo, a veces en silencio y por un lateral, de forma que no la ves llegar hasta que ya la tienes encima. Así que tenemos una baja y no nos moveremos de aquí hasta que Nacho no vuelva de España. Ánimo. 

Y ahora voy a contaros mi miércoles.
A mí no me gustaba Vilnius.
No me gustaba nada, pero nada.
Lo saben mis amigos de aquí, que se tienen que esforzar para convencerme de que vaya. Lo saben quiénes han venido de visita (familia, amigos): Vilnius es una ciudad que me pone de mal humor, sin motivo. Sólo fui una vez por gusto: el 15-O, cuando las protestas. Las otras cuatro: visita en verano, visita al inicio del semestre,  visita con la familia, visita con Baldo y Villar, las hice por obligación y -tengo que pedir perdón!- no contagié a los visitantes el entusiasmo que siempre se requiere para enfrentarse a una ciudad con bastantes grados bajo cero, nieve y demás...
En fin. Que Ana me sugirió que podíamos ir a hacer unas compras ayer (como te vas a ir pronto y taaaaal...), porque llevábamos tiempo queriendo buscar algunos libros sobre Lituania, y en Kaunas no hay abundancia de librerías, precisamente. Así que, a falta de una buena excusa -porque no la tenía-, le dije que sí, y ayer a las 11 nos pusimos en marcha. Qué agradable cuando llegamos, caminando bajo el sol en camiseta (en camiseta, por fin!). Vimos un par de iglesias, el Ayuntamiento, las terrazas, las flores, la gente en la calle... y nos dedicamos a las compras.
Un libro de Lituania, otro de cuentos en inglés y lituano y una enorme bandera amarilla (por el sol), verde (por la tierra y los campos) y roja (por la sangre derramada en la lucha por la independencia) que colgaré de la pared en cuanto vuelva a casa; ésas fueron mis adquisiciones. Y cuando ya nos íbamos, descubrimos una tienda con el nombre de "Baltijos Muzikos". Era como una cueva, y escaleras abajo descubrimos a un chico majísimo que alucinó cuando empezamos a preguntarle por grupos de folk pagano, y nos pasamos una media hora larga con él escuchando diversos cd's hasta que nos decidimos por uno. 
Para terminar el día, fuimos a Uzupis, el barrio de los artistas, y mi lugar favorito de la ciudad. Cruzas el río por un puente repleto de candados y cambia la atmósfera: las paredes con cuadros, calles desordenadas, columpios colgando de los árboles... y la constitución, la querida constitución, con artículos como: 
  • "Todo el mundo tiene derecho a cometer errores"
  • "Todo el mundo tiene derecho a dudar"
  •  "Nadie tiene derecho a ser violento"
  •  "Todo el mundo tiene derecho a ser feliz, 
  • a ser infeliz, 
  • a estar en silencio, 
  • a tener fe, 
  • a llorar, 
  • a no tener miedo...".
  • "Cada uno es responsable de su propia libertad."

Damos un paseo y me siento a leer en un columpio mientras Ana va a visitar la enésima iglesia. Empieza a refrescar y decidimos volvernos. Callejeamos hasta la parte alta de la ciudad, y cogemos un bus de vuelta. Al llegar al dormitorio vemos una figura con moño haciendo extraños pasos de baile. Nos acercamos, es Young-Wook, bailando capoeira en el parque. Charlamos un rato con él y subimos para el cuarto, pero antes de llegar paramos otra media hora larga en el pasillo para enseñar las compras a la concurrencia.

Cómo lo voy a echar de menos :)

ANDA! Raphael en el garito más punk y underground de Kaunas!(fue un momento muy surrealista)

lunes, 16 de abril de 2012

Bueno. Vamos a ello.


Antes que nada voy a empezar contándoos cómo me  desperté ayer. Mi querido colega y compatriota Juan entró en mi cuarto junto a Jiri armados con un pez enorme en una bolsa de plástico, y lo dejaron cariñosamente en mi cama. Olía maaal y estaba en las últimas el pobre. Me plantearon -muy serios- el problema subyacente: había que buscarle un nombre al pobre bicho. No sé si pretendían que se convirtiera en el nuevo Sandokán, pero mal les salió la jugada, porque aunque lo depositaron en algún lavabo del 6º piso, pereció a los pocos minutos (cosa comprensible, demasiadas humillaciones en una sola mañana para el animal). Ajá, últimas noticias: me comunican que el amigo Volkan (el de las gafas de sol) está cocinando ese mismo pez en estos instantes, con intención de comérselo para cenar.

En fin, las cosas típicas de una residencia con Erasmus de por medio, ya sabéis. A la hora de comer tocó hablar de política, como ocurre muy a menudo, y nos desahogamos a gusto comentando la jugada maestra de JC, que tiene gracia lo de los elefantes. Mucha gracia. Dio para rato el tema.

Entre unas cosas y otras casi he terminé a las 6. Y como la mayoría de la gente tenía cosas que estudiar o estaba durmiendo la mona, me cogí la bici de Nacho y me fui a dar una vuelta al lado del río, que teníamos uno de esos domingos en los que quedarse encerrado en casa parece pecado portal, porque el sol y el aire te llaman a voces. 
Me quedé un rato tirada en el parque cuando me cansé de la bici, pensando en que inevitablemente esto termina ya... pero entonces apareció Nacho con la guitarra y pasamos una tarde genial de música y conversaciones sobre el futuro más cercano y el más lejano.

Y ahora, sí que sí, hablemos de Ucrania!
Primero os voy a copiar algo que escribí en la frontera entre Ucrania y Polonia, cuando tuvimos que esperar CUATRO horas a que interrogaran a tres pasajeros y a que nos devolvieran nuestros pasaportes.

Y, de Este a Oeste
¿qué barcos encallan,
qué sueños vuelan,
cuántos desisten?
180 minutos para entrar en una realidad que es opuesta en 180 grados. El gris tiñe los campos, los cielos, la arquitectura, las caras de los paisanos... y, si nos descuidamos, también el ánimo. Pero Kiev hace un esfuerzo sobrehumano por poner un pie en occidente, aunque el otro sea ruso hasta el tuétano. Sientes que podrías permanecer entre sus contrastes, pero la mirada en la nuca de los bloques parduzcos, vestigios del soviet aún no olvidado, te recuerda la sutil diferencia que introduce la Historia. Maldurmiendo en un vagón infinito llamado erróneamente "coche-cama", alcanzamos la costa de Ucrania y la esperanza de encontrar algo más hermoso. Pero Odessa es bastión ruso y el turismo para ella es algo extraño. Los turistas, locos desconocedores del idioma, que exigen lo que la ciudad no puede darles (mapas, por ejemplo...). Pero salimos de ésa, y si bien las playas no merecen tal nombre, de puro tristes, la Ópera es una lágrima de alivio y alegría entre adoquines. Las famosas escaleras del Acorazado Potemkin guían el rastro hacia el puerto y desde allí -ahora sí- el Mar Negro nos seduce la mirada. Odessa es un mundo muy alejado de nuestro mundo. Olores fuertes, gentes de mirada áspera. Se prestan a ayudar al extranjero y a un tiempo parecen temerle. Algo más de dinero nos otorga intimidad para dormir hasta nuestro siguiente destino, y Lviv parece sonreírnos. De influencia polaca, esta pequeña -muy pequeña- ciudad ha hecho del idioma su bandera. Y así, aprendemos enseguida que más nos vale quitarle la e al "priviet" del ruso y dejarlo en "privit" si queremos ser recibidos con calidez y no con simple cortesía. Los inicios del siglo XX nos miran intactos desde cada calle. Las mil iglesias confunden: la fachada bien puede hablar de culto ortodoxo, católico o grecolatino, pero en el interior dan la vuelta, y cubrirse o descubrirse la cabeza pronto se convierte en un juego aleatorio. Hay carteles en inglés, gentes que hablan español y -maravilla hasta ahora desconocida- una oficina de turismo. Unas futuras filólogas nos abordan a la hora de comer, y como una de ellas se entrena para pasear turistas durante la Eurocopa nos pide practicar con nosotros, pues "apenas se ven extranjeros por aquí". La iglesia armenia eclipsa mucho de lo visto con anterioridad, aunque nada es realmente eclipsable en Lviv. Un día después subimos al castillo que resulta no ser castillo, sino solo un recuerdo en forma de placa en lo alto de una colina cercana a la ciudad, y disfrutamos del regalo de un sol de abril que ya teníamos olvidado.

Salimos en un bus rumbo a Polonia, y la cabeza es una espiral de ideas. La palabra pobreza me llena el cerebro, pero me rebelo contra ella con todas mis fuerzas, porque en Ucrania hay mucho más de lo que se ve a simple vista. He descubierto el velo que cubre Europa del Este, y lo que he visto me atrae con mucha fuerza.
Gentes serias pero amables.
Historia antigua y muy reciente.
Un alfabeto precioso que ya estoy descifrando.
Y un deseo ferviente de que la inevitable y próxima invasión occidental no arrase con nada de lo que constituye un país único.

¿Quién dijo que Lituania era el Este? Ucrania se encuentra dividida entre los pro-rusos y los que pelean por la independencia, más similares a lituanos, letones... Nunca un viaje me hizo ser tan consciente de la realidad social y política de un país. Si en Lviv hablas en ruso, muchos no te contestan. En Odesa gran parte de la población simplemente no entiende ucraniano. Y en Kiev hacen el esfuerzo de llevarlos a la par, pero sale ganando el que fue impuesto. Es complicado.
He llevado un diario de viaje que guardaré como un tesoro, ya que en él dejé constancia de cada paisaje, cada encuentro, cada persona que nos ayudó cuando parecía imposible dar el siguiente paso, en ocasiones tan simple como comprar un billete de tren.

Esta vez, en vez de dejar fotos, he preferido mostraros un vídeo. La calidad es pésima, sobre todo debido a la falta de luz, pero lo importante es lo que decimos :P.

http://vimeo.com/40469008

Espero que os guste, perdón por la espera, me voy a dormir de cabeza porque he vuelto a salir esta tarde con la bici y estoy muerta (eso sí, he descubierto un sitio precioso en la orilla del río, que tenía hasta cisnes!).
Buenas noches!!!

Y ésta, de regalo. Soy yo con la "Gran Madre Patria", en Kiev :)




sábado, 14 de abril de 2012

Hola hola!

Un par de breves apuntes:

Es tarea de titanes ordenar y seleccionar las más de mil fotos del viaje, así como los vídeos y la información. Así que me llevará al menos hasta mañana el dejaros por escrito todas las peripecias ucranianas. Pero que sepáis que he vuelto entera, sana y salva y demás.

Y... que en torno al 21 de mayo estaré de regreso en Madrid, cosa que por un lado me produce la tristeza más profunda y por otro me alegra porque me apetece mucho volver, cambiar de nuevo el chip y currar un año más en mi querida Feria del Libro.

Mañana, más!