viernes, 15 de junio de 2012

Skype-party

Aún no ha hecho un mes desde que llegué y la vida ya parece otra. Sin embargo, muchas cosas permanecen y me atrevo a decir que permanecerán. Las largas charlas por Skype se van espaciando según cada uno vamos encontrando nuestro hueco: los muchos que ya nos hemos vuelto a casa, y los pocos que aún resisten en el bastión lituano. Cada día disminuyen las filas de Erasmus, y sin embargo aún hay tiempo y ganas para regalos como el que me acaban de hacer. Había quedado con Alejandro para charlar un ratillo después de cenar, y he terminado bailando sola en la habitación unas cuantas canciones turcas. Corrijo: sola, no. Al otro lado de la pantalla nueve personas bailaban conmigo. He pasado una hora de fiesta como en los mejores momentos allí, con la única diferencia de que no podía abrazarles. Pero da igual, me he reído, he llorado, me he cansado de tanto bailar y he sido bastante feliz.
Ya estamos arreglando meetings a lo largo de Europa a partir de septiembre.
Qué bonito.
Como decía, Erasmus is never never over.