viernes, 24 de febrero de 2012

B.O., Barro y muuucho homework

Siguen pasando cosas, y la nieve se va derritiendo. Yo pensaba que me alegraría, pero el paisaje blanco que se ha desvanecido, lo ha hecho para dejar paso a un barrizal asqueroso (POR QUÉ NO LIMPIARÁN LAS CALLES EN ESTA CIUDAD!!?!?!) que hace que dé bastante pereza salir de la residencia. 
Anoche salimos al B.O., uno de los lugares favoritos del cuatrimestre pasado y al que aún no habíamos ido con  los nuevos Erasmus. Jugamos al Guitar Hero un rato, y después nos dedicamos en cuerpo y alma al Jenga -parece mentira que un juego tan tonto pueda tener entretenidas a diez personas durante horas-.
Mañana hay una excursión a un fuerte-museo que hay a las afueras de la ciudad, y me escurriré, porque ya fui en verano y porque tengo un poco de trabajo atrasado -todo hay que decirlo-.
Ahora os dejo, que me voy a practicar caligrafía.
Pero antes, varias fotos: vida en la cocina, cumple de Mia y noche en B.O.
















martes, 21 de febrero de 2012

Muchas nimiedades aún por aprender

Diferencias culturales número trescientos millones.

Jamás le hagáis este gesto a un turco, porque arderá Troya.

Lleva tooda la mañana nevando. Anoche fuimos a patinar nada menos que quince Erasmus, y luego alargamos la noche hasta las tres tomando té en la cocina. He pasado la mañana haciendo deberes de chino (siento como si retrocediera al pasado, cuando rellenaba cuadernillos Rubio) y ahora más deberes express antes de partir para la clase de Communication Cultures. Y esta noche, un poquito de karaoke.

domingo, 19 de febrero de 2012

Lo prometido es deuda

Bueno, yo no sé si alguien sigue leyendo esto, pero vengo dispuesta a desahogarme bien después de un día que ha sido épico pero bastante duro, debido a las condiciones meteorológicas.
Hemos ido a Rumskiskes, que no es sino el museo etnográfico al que ya fui yo en verano; sólo que en esta ocasión lo hemos visitado por un motivo en especial: terminan los carnavales y allí tiene lugar una gran celebración en la que caben bailes regionales, juegos de todo tipo, comida lituana de la buena, disfraces estrafalarios y, sobre todo, mucha -demasiada!- nieve.
No hemos empezado con muy buen pie. Después de cinco días sin nevar, hemos amanecido en medio de una  nevada de lo más interesante, de ésas que están bien para verlas desde la ventana de la residencia. Al llegar a Rumskiskes el autobús nos ha dejado a tomar por saco del museo, porque el pueblo estaba lleno de coches y hemos tenido que ir andando en medio del barro... Pero al entrar, el frío ha pasado a un segundo plano rápidamente (algo ha tenido que ver la cerveza caliente, tipiquísima y riquísima), y nos hemos paseado con calma entre los puestecillos que vendían toda clase de dulces tradicionales. Al esperar a Nacho, que ha sido el último en comprar la cerveza, hemos perdido a parte del grupo, mientras que otros se habían quedado atrás, así que he empezado el recorrido en compañía del susodicho y de Beate y Renata, dos letonas que son un amor. Comiendo tiras de pescado seco (que puede sonar muy asqueroso, pero es un snack ideal para la cerveza -lo juro-) hemos cruzado el río congelado, hemos subido cuestas y admirado el paisaje. Un apunte que me ha encantado: obviamente no se pueden llevar cochecitos de bebé por esos terrenos, así que todos los peques van en trineo!! Bien arropados en mantas, daba gloria verlos (o más bien, envidia). El ambiente era estupendo: todo lleno de familias y grupos de amigos, tirándose por cada cuesta en trineo o lanzando bolas de nieve; disfrazados con caretas grotescas o gorros absurdos...
Hemos llegado a una zona en la que se recrean los pueblos de la Lituania tradicional, y había toda clase de juegos para pasar el rato: desde tirachinas gigantes hasta un tenis con sartenes en vez de raquetas. Nosotros hemos intentado subirnos un rato a unos zancos enormes, sin mucho éxito, y después hemos probado unos esquís para tres personas.
Al terminar, nos hemos encontrado con Kotrina, Ianna, Vendy y Mia (De Ucrania, República Checa e Indonesia), y hemos decidido ir hacia el punto del museo en el que se encontraba la figura de la mujer que al final de la celebración es quemada (sí, porque representa a una bruja; sí, sigo encontrando estas cosas repulsivas, pero qué le vamos a hacer, era el punto álgido de este día de fiesta -.-'). De camino hacia allí hemos pillado a un grupo de gente bailando al son de un acordeonista en mitad de la calle, y nos hemos sumado a ellos, danzando en corro y pegando unos saltos que sólo se han visto en Ortigueira. Por fin hemos llegado a la colina, y nos hemos encontrado con todo el resto de gente: Ana, Pablo, Juan, Sky, Sungin, Young y Jiri. Mientras prendían fuego al monigote -que, por cierto, era horrible- nos hemos enzarzado en una pelea de bolas de nieve, que ha durado hasta que hemos salido del parque. Ah! Mia y yo no hemos podido resistir la tentación y hemos terminado pidiendo a unas amables mujeres que nos dejasen los trineos de sus hijos para tirarnos por una de las escasas colinas que se pueden encontrar en este país.

Después nos hemos tomado un té calentito en uno de los bares, y hemos vuelto corriendo al autobús. Aún no ha parado de nevar; mañana va a ser un lunes de lo más interesante. Y lo peor es que ya tengo deberes que hacer, para entregar antes de las 12 de esta noche... la vida estudiantil es lo que tiene!

Así un poco por encima os cuento que ya hemos vuelto a la rutina de patinar sobre hielo los lunes, de jugar a los bolos cualquier tarde poco productiva... y hemos ido a dos conciertos. A finales del semestre pasado abrieron un bar nuevo en las afueras de la ciudad; se llama Gargaras, y hace dos semanas fuimos a un concierto horroroso de música electrónica que patrocinaba la universidad. Ayer Nacho nos convenció a unos cuantos para ir de nuevo, porque esta vez el concierto era de rock. Bueno, jamás hubiera descrito como rock a lo que tuvimos la desgracia de escuchar anoche. Un estruendo deprimente sin ni siquiera parte vocal. Menos mal que nos quedan los futbolines, que son los que salvan las noches en ese garito al que me he planteado seriamente no volver.
El jueves fuimos a Embassy, la discoteca más famosa de por aquí. Compusimos un grupo bastante variopinto, con porcentajes equilibrados de people from Corea, Letonia, Ucrania, Turquía y España. Estuvo bien, sí, pero a la mañana siguiente me tocó madrugar y esperar dos horas en la comisaría (que no está precisamente cerca de la residencia) para entregar los papeles del permiso de residencia -este cuatrimestre parece que estamos de ilegales o algo-.

En fin, mañana vuelta a la vida real. Y ahora, a currar.
Pero antes, fotos!




Con Beate y Renate, en los esquís


Con Nacho y Beate, en los zancos
En el lobby, con Jiri, Juan, Pablo, Sungin, Nacho, Sky, Mia, Volkan y Young

Beate, Katia, Vendy, Ianna, Ana y yo, antes de salir, en la resi.


Mia y Nacho

En el bus
Caminando por el barro

Con Ana, a la entrada del museo





Ana y Juan

Pablo y Young
La hora de comer. Nacho, Sky (tapándose la cara), Young y yo.

Volkan, Nacho, Sungin and me

Ana, Pablo y Jiri, en la cafetería


Antes de salir del museo
Noches de fiesta

Con Ana, Nacho y Pablo en Embassy
Con Volkan y Ana
Foto de chicas y Young al fondo
En Gargaras, la noche del concierto tecno, con las coreanas, las turcas, Mia, Pablo, y Ander
Ganando al futbolín con Vollkan
The new Spanish team
Gargaras, segundo concierto. Fingiendo un aburrimiento extremo.
Y de nuevo nos salva el futbolín. Jugando con Ana, Etienne y Sky
P.D. Fotos de última hora que me van llegando y me da pereza colocar más arriba :D Una mini photo-session que hemos hecho en la entrada de la resi antes de salir para la excursión. Con Young, Ana, Volkan y Pablo.