Sé que últimamente no le estoy haciendo mucho caso al blog, pero realmente me cuesta pensar en una forma de hacer interesante lo que es simple rutina universitaria.
Os contaré que ayer fue mi primer día de clases. Un poco apretado el horario (parece que los de periodismo vamos a ser los más currantes de toda la resi), dos asignaturas, dos clases por asignatura. Total, desde la una hasta las siete, con sus respectivos descansos, por supuesto.
La primera asignatura trata sobre la propaganda, no anuncios, sino en el sentido de propaganda política, control de las masas, manipulación informativa... etc. Es bastante interesante, el profesor tiene un inglés que es más o menos parecido al nuestro -no muy bueno, pero suficiente como para explicar el temario-. Si queremos sacar más de un 8 tendremos que hacer una exposición oral (ayayayaay) y participar en debates. Si nos conformamos con menos, será suficiente si entregamos dos trabajos durante el curso y nos presentamos al examen.
La segunda asignatura se llama Communication in the Modernity, y básicamente redunda un poco todo lo que ya he estudiado en la carrera. La verdad es que al ser esto un master, porque en Kaunas no existe periodismo como carrera, muchas cosas las voy a llevar ya medianamente estudiadas. Sin embargo, la metodología es completamente diferente. Al llegar, nos pusieron por grupos (un sólo estudiante internacional en cada uno) y tuvimos que analizar diversos gráficos acerca del auge de Internet y el declive de la prensa escrita, y luego sacar conclusiones y exponerlas ante el resto de la clase. Bastante práctico, pero Dios, qué envidia me dan los lituanos, les da lo mismo que de repente los profesores les digan que van a dar la clase en inglés. En España pasa eso y... en fin, decir que protestaríamos es quedarse corto.
Así que terminamos las clases asumiendo que a partir de octubre iremos a la uni prácticamente de noche, lo cual no hace mucha gracia, qué queréis que os diga. Y la tarde la pasamos jugando a las cartas mientras los lituanos nos restregaban la derrota frente a Turquía (pobres, lo del domingo les dolió mucho). Terminamos cenando en la cocina, nuestro único espacio común, todos de pie o sentados en las encimeras (sí, no hay mesas ni sillas), de cháchara hasta las tantas.
Y una anécdota divertida del partido Lituania-España: fui a verlo con algunos españoles y varios lituanos a un bar. A mitad del descanso decidí bajar al baño, y tuve que cruzar un sótano lleno de lituanos cabreados que vieron mi camiseta y empezaron a abuchearme y a hacer sonar las carracas, las trompetas, los tambores y todo el arsenal de instrumentos que llevaban encima. Pasé miedo, lo reconozco, pero al salir algunos se hicieron los simpáticos, dijeron que no pasaba nada porque "total, España va a perder en la final", y cuando acabó el partido accedieron a hacerse una foto conmigo y con Celia, otra de las españolas. Podéis ver sus pintas, auténticos forofos (daban un poco de penita, la verdad).
Y con esto y un bizcocho... bueno, acabo de volver de otra clase que no creo que coja, porque es aburridísima y sólo teórica y yo no he venido aquí para hacer rigurosos estudios de nada, yo quiero hablar inglés.
Besos a todos!!!
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