martes, 1 de mayo de 2012

Temperaturas deliciosas... y un catarro de aquí te espero

Una tarde/noche de parque y ya me he puesto mala. Pero esto no puede ser, hombre, con el buen tiempo que hace y yo tosiendo y con un catarro que no hay quien me lo quite. Y vaya calor, qué calor! Anoche tuvimos que abrir por primera vez la ventana, y cambiar pijama largo por camisetas. Parece una noticia menor, pero ni mucho menos. Que hemos pasado de metros de nieve a hojas verdes por doquier y unas temperaturas que sólo recordaba de vidas pasadas. Sabéis que me encanta exagerar, pero después del invierno que hemos pasado aquí... por encima de los 20ºC me ahogo!
Volvimos a tener visita nocturna, esta vez no trajeron ningún pez, ni un ratón -como hace días- sino un árbol que, al menos, no olía a nada. Eso sí, esta mañana nos hemos deshecho de él discretamente, no queremos compartir los escasos metros cuadrados en los que vivimos con ningún otro ser vivo.
El episodio del ratón consistió en lo siguiente: primero fuimos despertadas por Juan, que entró cantando "Ojalá que llueva café en el campo", y pocas horas después aún seguían todos despiertos. Se dedicaron a quitar las puertas de los marcos y a amontonarlas todas en una habitación. Además alguien tuvo la genial idea de ir a Máxima y comprar un precioso ratoncillo blanco al que llamaron Fifí y estuvieron alimentando con queso... Creo que el pobre bicho aún sigue vivo en algún lugar del sexto piso. Ojalá corra mejor suerte que los difuntos Sandokán y pez-sin-nombre.

El caso es que ya hemos decidido echar la llave por las noches, porque se ve que el calor hace que a la gente se le valla más la pinza, y bastante mal se duerme con el sol entrando por la ventana a las 4 y media de la mañana...

A lo que iba, que al ser hoy festivo, anoche salió mucha gente y yo me quedé aquí a mirar al techo y a tratar de toser lo menos posible. PERO aun así fue una gran noche porque de repente apareció Nacho, ya sin malas noticias, y me alegró bastante. Y esta mañana estábamos en modo responsable, haciendo cosas para la uni cuando ha vuelto a aparecer el susodicho proponiéndonos ir a comer. Así que hemos salido al sol, paseando por Laisves Aleja tranquilamente hasta encontrar un sitio más o menos interesante en el que sentarnos, y siendo conscientes de que no nos queda nada. Pero nada de nada. Ander se va en 10 días, Pablo en 15 y a mí... sólo me quedan VEINTE. Parece mentira que se haya pasado tan rápido todo. Y lo peor es que la mitad de esos veinte días se irá en hacer trabajos y algún examen. Pero bueno, por lo pronto disfrutaré de este fin de semana; con un poco de suerte podremos bañarnos en la playa de Palanga... OJALÁ!

Esto lo pensamos muchos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario