lunes, 1 de agosto de 2011

Domingo y... lunes


Calle principal de Kaunas
En contra de las expectativas, el domingo amanecí prontísimo. Como el día amenazaba lluvia, había que salir lo antes posible para poder aprovecharlo. Conseguí despertar a Susana y a María y nos fuimos a ver museos. Madre mía, si normalmente ya hay poca gente en la calle, salir a pasear un domingo por la mañana es como pisar una ciudad deshabitada. Daba un poco de grima, pero al final una se acostumbra, como a todo. Aun así, la ciudad tiene mucho encanto. La arquitectura es gris y fría, "soviética", que podríamos decir, y sus habitantes deben saberlo, pues no hay un balcón ni una cafetería sin flores. Veremos si sobreviven al invierno!
Las aceras me inquietan. Son enormes, como destinadas a ser recorridas por multitudes, cuando realmente son muy pocos los que caminan sobre ellas. Tampoco abundan los automóviles, ni hay mucha variedad; podemos distinguir dos tipos: las viejas reliquias/latas oxidadas o imponentes mercedes. Sí, sin término medio.

Como iba diciendo, vimos museos. Tres, para ser exactos. El museo de la Guerra, el museo del Diablo y el museo nacional de las artes, dedicado por entero a M. K. Ciurlionis, compositor y pintor. En el primero pueden verse toda clase de armamento y uniformes utilizados por los lituanos desde alguna época cercana a la Prehistoria hasta las luchas por la independencia durante el pasado siglo. Realmente aprendí mucho, tanto de su historia como a nivel lingüístico -mi glosario tiene cada día más vocabulario, y me siento orgullosa de ello!-.
Después fuimos al museo de Ciurlionis. Realmente entiendo que sea sólo para él, porque era un prodigio:  cuadros preciosos, una clase de arte moderno (y mirad que a mí no me gusta en absoluto el arte moderno) y sugestivo, inspirado en su propia música, que podíamos escuchar mientras caminábamos por las diferentes salas. Finalmente encontramos una pequeña sala de música donde constantemente suenan sus composiciones, y allí estuvimos una media hora, sentadas, escuchando.

Entrada al museo del diablo
Finalmente, el museo del diablo! Sí, enteramente dedicado a Satán, aunque en una forma bastante agradable, la verdad. Un artista lituano, Antanas Zmuidzinavicius, se dedicó durante toda su vida a coleccionar figuras que representasen al demonio, figuras que terminaron dando lugar a este curioso museo. Máscaras, esculturas, imágenes, objetos de todo tipo con el rostro del diablo tallado en ellos... y leyendas, miles de leyendas sobre su figura. No sólo de Lituania -pese a que aquí es una de las principales figuras del folklore-, sino de todo el mundo.




Hitler y Stalin, caracterizados como diablos
Después fuimos a comer -por una vez pasamos de la comida lituana y nos concedimos una pizza- y después nos acercamos al centro comercial para hacer unas compras. Empezó a llover, nos empapamos, y volvimos corriendo a la resi, y dedicamos el resto de la tarde a preparar una exposición oral -25% en lituano, 75% en inglés- que nos había mandado la profesora para hoy.

Lunes.

MÁS declinaciones. Aunque cada vez que comprendo que "Universitetas" es Universidad, pero que para decir que alguien trabaja allí tengo que decir "Elvira dirba universitetE" (Elvira trabaja en la Universidad), me siento bastante feliz, reconozco que me está trayendo un poco de cabeza. ¿Por qué querría alguien utilizar mil terminaciones para cada palabra? Es de locos, absolutamente.
En el descanso hemos comido típico lituano, otra vez (hoy pescado, lleno de condimentos, aquí le ponen eneldo a todo) y luego hemos paseado a lo largo de la calle principal (1,5 kilómetros, ahí es nada...) antes de volver a la uni, donde hemos tenido una charla de un profesor de Historia sobre la "importante importancia de la lengua lituana, que blablabla". Yo entiendo que se independizaron de Rusia y todo esto, pero no hacen falta dos horas para explicarlo, de verdad que no.

Ahora a dormir un rato... hemos descubierto al fin cómo se usan las lavadoras (20 minutos para conseguir hacerle entender a la señora de recepción que queríamos las llaves del cuarto de la lavandería. Palabra mágica: Skalbykla), así que después de la siesta iremos a comprar jabón -si conseguimos descifrar los envases- y haremos nuestra primera colada lituana.

P.D. Un regalito, la iglesia que vemos todos los días al ir a clase.


No hay comentarios:

Publicar un comentario