martes, 6 de noviembre de 2012

Día tres: novedades, contacto con el exterior y una cena muy divertida.


Hoy ha sido un día muy muy bueno. Me acosté a las 11 y he dormido como una reina, aunque a las 7 y media ya he oído a las niñas por las escaleras (anoche a las 8 ya estaban en la cama!). He remoloneado una hora y ya he bajado a desayunar. Entre las obras del tranvía, que está en la puerta, y las de dentro de la casa, esto está lleno de gente y de ruido.

He subido a trabajar, y me ha cundido bastante la mañana. Aparte de dedicarme al TFG he estado hablando con algunos de los miembros del grupo de Facebook “Españoles en Bruselas”, y puede que para el fin de semana ya tenga gente con la que salir ;) He estado charlando un rato con Fabienne y entre otras cosas me ha dicho que normalmente no hacen comidas entre semana, sino que cada uno pica un poco lo que quiere, así que he bajado y me he tirado 15 minutos eligiendo delante de una de las dos neveras que tienen… Por cierto, el misterio de los cuatro hornos: uno es horno normal y corriente, otro es microondas, el tercero sirve para mantener los platos calientes una vez ya cocinados y el cuarto es un horno de vapor.

Ahora tengo que hablaros de los gatos. Lilly y Nafty. Lilly es la rechoncha y adorable de color canela, te la puedes encontrar dormida en cualquier lugar –preferiblemente en cualquiera de las sillas del comedor, preferiblemente a la hora de comer- así que todo el rato la estamos despertando. Y Nafty es  el gresivo, una mezcla de blanco y negro (no se le puede acariciar, porque además de arañar, muerde). Ha venido a atacarme cuando estaba desayunando, pero le he tirado a la cara la guía de Bélgica que estaba leyendo y se ha ido a incordiar a la pobre Lilly. En resumen, que ese gato me da miedo.

Y a eso de las tres nos hemos ido Fabienne y yo al colegio. Allí nos hemos encontrado con Margaret, la anterior babysitter de las niñas, y me he quedado con ella esperando a la peque, que tenía ballet. Margaret es de Islandia, además de majísima. Me ha invitado a un té de hierbabuena mientras me contaba de pé a pá su rutina con Juliette y Elisse. Además me ha dicho que como ella no tiene nada más que hacer que esperar a que nazca su bebé, que la llame para salir a cualquier parte, ir al cine, de compras o lo que me apetezca.

Hemos recogido a Juliette, que me ha presentado a la mitad de su clase, y hemos vuelto para casa. Después de cumplir con los rituales de merienda, “deberes” y ducha, Margaret se ha ido y yo me he quedado construyendo una casa surrealista con Juliette y sus bloques de madera. Me lo he pasado genial con esa cría, ya no es sólo que sea maja, es que como habla por los codos y en un inglés perfecto, encima me viene bien para mejorar el mío.  A las 7 hemos bajado a cenar (pasta rellena de espinacas, con aceite y queso), y entre mis chapurreos en francés y los de ellos en español, hemos terminado con lágrimas de la risa; la última gran idea ha sido ver si entre todos conseguíamos contar hasta 10 en alemán.

Luego Fabienne me ha estado preguntando por papá, por Arabia y demás –lo cual he agradecido enormemente- e Yves-Loic, el padre, me ha dicho que bajase el portátil para terminar de solucionar el problema. Pues nos hemos tirado casi dos horas, y no sólo lo ha arreglado, sino que me ha instalado no sé cuántas cosas para mejorarlo, entre ellas un buen antivirus, y me ha pasado un montón de películas y series en v.o. Todo esto mientras veía con él y Fabienne el tenis.

Por desgracia hay un problema con la conexión a Internet, así que esto lo colgaré mañana (6), en vez de hoy, pero n’importe pas. Hoy me he sentido a gustísimo, y eso compensa todo con creces.

Dors bien!!!

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