viernes, 23 de noviembre de 2012

¡PELIGRO! Au pair en la cocina (y + de Arabia)

La historia se repite. No sé si a todo el mundo le harán pasar por el mismo "rito de iniciación" con algún plato de la gastronomía representativa de su país, pero al igual que pasó en Kaunas con aquella primer cena internacional, hoy me ha tocado hacer tortillas de patata.

Bueno, siendo completamente sincera, no es que "me haya tocado". Uno de los primeros días me ofrecí a hacer algo típico, que parece quedas muy bien al decirlo y todos piensan: oye, qué chica más maja. Pues me tomaron la palabra, y cuando esta mañana me han preguntado si me parecía bien hacerlas hoy para cenar, mientras esbozaba mi sonrisa más encantadora, por dentro me estaba llamando bocazas a grito pelado. Vamos a ver, el año pasado éramos tres haciendo las tortillas, y las  degustamos en un contexto bastante informal, con la gente circulando alrededor de las mesas y los platos llenos de comida. Aquí estaba yo sola, al frente de esa cocina ultramoderna (pánico, pánico absoluto) y teniendo que dar cuenta del resultado sentada formalmente a la mesa con toda la familia. Pero bueno, no me quedaba otra, así que al volver de la piscina me he puesto manos a la obra. No ha ido mal del todo, no... "sólo" he dejado la vitrocerámica perdida de aceite, me he quemado un dedo y he roto un plato. Pero la cuestión es que por intercesión divina, algún milagro que desde luego no merezco, las tortillas estaban buenas. Y diría más, no buenas de aceptables, sino muy buenas. Al menos eso han dicho (ya sabéis que no es precisamente mi plato favorito). El caso es que ellos tienen en Francia una amiga española llamada Anita, que fue la que les descubrió la tortilla de patata, y su valoración de mis tortillas ha sido: "Saben exactamente igual que las que hace Anita, estan buenísimas". Así que nada, prueba superada. Claro, que les he dicho que no sabían nada de tortilla de patatas si les parecía que eso que he cocinado yo estaba bueno, "porque no habéis probado la que hace mi madre" tsss.

Y después de tan rica cena, he skypeado un rato con el expatriado en Arabia. Me ha pasado una serie de fotos que os mostraré a continuación, porque ha estado todo el día de excursión. Se ha ido con unos cuantos colegas a un lugar llamado Al Taif, que está a 150 kilómetros de Jeddah, y a 1500 metros de altura. Básicamente han tenido que subir una pared con unas curvas que debían dar miedo, y todo para llegar a un sitio que, suavizando un poco sus palabras, no merecía mucho la pena, aunque es allí donde se traslada la corte en verano, porque las temperaturas son un poco más frescas. Para que os hagáis una idea, si en Jeddah ahora suelen estar a 30 grados, en Al Taif la temperatura rondaba los 20ºC. No sé cómo será cuando haga más calor. Y el caso es que han estado en un parque nacional, que era algo así como: "un desierto con cuatro árboles y un montón de camellos sueltos" jajaja. Pero se lo han pasado bien, que es lo importante.

POR CIERTO. Algo obvio, pero que resulta obsceno: llenar el depósito de gasolina, unos 90litros, vale la friolera de 12 euros. DOCE. Ahí está le explicación de por qué en Jeddah, por ejemplo, nadie camina, que todo el mundo va en coche.






Ahora me voy a dormir, porque mañana me espera un día durillo... celebramos el cumpleaños de Juliette, y van a venir DOCE criaturas de 5 años. Menos mal que yo no tengo que hacerme cargo de ellas -.-' Así que después de skypear he estado con Fabienne y Elise haciendo un pastel que es una pasada: son pequeños pastelillos cada uno con la forma de un vagón de tren, también locomotora. Y tras sacarlos del horno los hemos estado decorando con pinceles y 20 tipos de adornos comestibles. Ya os contaré qué tal se da.

Muchos besos, y buenas noches!!!

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