viernes, 16 de noviembre de 2012

La aventura del babysitting

Bueno, esta noche me ha tocado hacer babysitting por segunda vez. Esto es, quedarme por la noche a cargo de las criaturas, mientras los padres salen en busca de divertimentos varios como cine, teatro, cena con amigos, etc. Lo que viene siendo un cangureo de toda la vida.
Pues la otra vez que me tocó fue tan simple como quedarme en la habitación con la puerta abierta, porque los padres se fueron una vez que las niñas ya estaban durmiendo. Pero hoy no ha sido así. Era la madre quien se iba, al teatro, y se iba a las siete de la tarde. Eso me ha dejado con las siguientes tareas:

Hacer la cena
Cenar y recoger la mesa
Leer un cuento con Juliette y acostarla
Supervisar el ensayo de piano de Elisse
Acostarla

Bien, pues estas aparentemente inocentes acciones se han convertido en:

Pelearme con una cocina ultra moderna en la que no se distinguen las placas de la vitrocerámica, que se encienden de forma aleatoria y no se corresponden con los interruptores táctiles más cercanos a cada una de ellas. Acostumbrada a cocinar en los fogones de la residencia de Kaunas, donde en calentar un cazo de agua tardabas media hora de reloj, este monstruo me ha tenido al borde de la taquicardia durante un buen rato -y eso que sólo tenía que hacer pasta!- porque el agua ya escaldaba en cuanto he conseguido ponerlo al 9. Con lo cual la pasta se ha hecho en 3 minutos, tiempo durante el cual no me había dado tiempo a poner la mesa, sacar las salsas, los quesos, los postres y demás parafernalia...

Cenar en compañía de las dos pequeñajas y el hermano mayor, que graciasadios se ha dignado a ser una persona agradable, amenizando la cena con chistes y comentarios variados. Hasta que la pequeña se ha puesto a llorar porque quería no sé cuál queso en vez de el otro que -en serio- es prácticamente igual (esto les pasa por comprar quince clases de queso en polvo), y la mayor ha tirado dos vasos de agua seguidos, encharcando toda la mesa. La pequeña seguía llorando, y yo mentando a la madre de Buda para mis adentros...

Cuando he ido a buscar a Juliette para meterla en la cama, ha empezado a esconderse por toda la casa, y cuando al final la he pillado, vuelta a llorar. Menos mal que en cuanto la he tentado con el libro más rosa y con más purpurina de la habitación, se ha calmado y hemos podido disfrutar de una lectura tranquila antes de que se quedase dormida.

Luego el piano; Elisse tiene que ensayar estudios aburridísimos, y por supuesto prefiere improvisar o interpretar piezas más artísticas. Yo ya no podía más, así que la he dejado a su aire, y hemos terminado cantando We are the Champions.

Conseguir que se metiera en su habitación ha sido tarea de titanes. Se venía a la mía todo el rato, quería ver con quién hablaba por skype, quería dejarme libros, contarme un chiste, hablarme del chico que le gusta, quejarse por los deberes... cualquier cosa con tal de no dormir. Al final lo he conseguido, o eso creía, y cuando ya llevaba una hora de relax viendo Modern Family, he oído ruidos en el cuarto de los juguetes, y ahí estaba, con los playmobil. Por suerte ahí ha terminado todo, y para cuando Fabienne ha vuelto, ya estaba durmiendo cual angelito.

Pero lo que más me ha impactado ha sido lo siguiente... El padre ha vuelto sobre las 8, y ha cenado y se ha ido directo al despacho. Apenas un hola a los críos. A mí me ha dicho: Elena, muy buen trabajo. Y me he quedado pensando que es una auténtica pena.

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(Eso pasó anoche)

En fin, FIN DE SEMANA! Lo recibo con los brazos abiertos, retomaré el turismo y las relaciones sociales (aleluuuuuuuuuuuuuuuuuya), dormiré hasta que me dé la gana y no pienso abrir un libro. Esto ser au pair y dedicarme al TFG a partes iguales empieza a pasarme factura, y sólo llevo 15 días. Espero que sea parte del proceso de adaptación, y luego se haga menos cansado.

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