sábado, 10 de noviembre de 2012

Fin de semaaaaaaaana

Primer momento estresante superado: rabieta en francés, a grito pelado en mitad de la calle. Elena se lleva las manos a la cabeza, intenta tranquilizar a la niña con palabras suaves y abrazos. Sin resultado. Elena intenta razonar con argumentos a su entender rotundos y comprensibles para una cría de 5 años. Sin resultado. Elena recurre al chantaje sacando un kinder bueno del bolso. Cesan los gritos pero no las lágrimas. Elena se enfada y recuerda casi a tiempo que no debería gritar. La agarra de la mano y echa a andar hacia la piscina. A mitad de camino Juliette la abraza y repite cuánto la quiere. Elena respira, inmensamente aliviada.

El motivo del sofoco era el siguiente: "el agua de la piscina me agobia demasiado, hoy no quiero nadar, quiero irme a casa con mamá". En fin.

Pero vamos, me sentí mucho mejor una vez la situación estuvo bajo control. Al salir de la piscina volvimos a casa en coche (está a cinco minutos, pero hacía un poco de fresquete y nadie quería que la pequeña cogiera otro catarro...). Era viernes y todos estábamos echos polvo, pero pasé una hora y media construyendo una maqueta del Titanic con bloques de madera, mientras contaba mil veces del 1 al 10 en español...

He dormido 11 horas del tirón, y me he pasado la mañana con Jurguen, un belga de la parte flamenca que no conocía muy bien la ciudad pero habla español, y con el que he recorrido algunos de los barrios más típicos. Luego he vuelto a casa, celebraban el cumpleaños de la mayor, y estaban cinco niñas en la cocina sentadas al rededor de la mesa, haciendo pastelillos bajo las indicaciones de una mujer contratada especialmente para la ocasión. Juliette estaba mohína en las escaleras, porque nadie la hacía caso, así que me la he llevado a la habitación y he siesteado mientras veíamos The Lion King. Después me he vuelto a ir al centro, esta vez para descubrir la vidad de los Erasmus españoles en Bruselas :)

Así he visto los sitios más típicos, por fin me he maravillado con la Grand Place, he visto el Manneken Pis, iglesias variopintas, mercados callejeros, y la catedral. Ah, y chocolaterías. Mil chocolaterías, a cual más peligrosa. Fuentes de chocolate, pilas de bombones, gofres cubiertos de nutella y frutas... en fin, una delicia suprema y superlativa. Me lo he pasado muy bien, y lo bueno es que repetiremos. Y por supuesto, como tenía que ser, ha caído un gofre con chocolate.

Por suerte, metros y tranvías circulan hasta tarde, he llegado a las 11 y aquí todos estaban ya durmiendo. Mañana día de relax en casita :) Aprovecharé para responder a vuestros emails. Un besazo.

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